Las cábalas y las supersticiones son parte de la vida del pelotero

El béisbol está hecho a la medida para las cábalas, y las famosas supersticiones que los peloteros tienen antes, durante y terminado un juego, todo en busca de mejorar los resultados.

Los salmos, oraciones, escapularios, crucifijos y santos son comunes en el mundillo del sincretismo de los peloteros.

No cabe duda que el béisbol fue creado para las supersticiones partiendo de la más esencial de todas: no pises las líneas de foul.

Es normal ver los jugadores entrar al terreno sin pisar las líneas de cal o hacer la señal de la cruz antes de batear o lanzar.

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David Ortiz tuvo sus supersticiones durante sus 20 años de carrera entre las más destacadas, escupía sobre sus guantillas antes de tomar el primer pitcheo de cada turno.

Sammy Sosa, cuando conectaba un jonrón miraba al cielo para dedicarlo a un familiar fallecido.

Wade Boggs iniciaba su cábala comiendo pollo, motivo por el que se ganó el mote de ‘Chicken Man’. Además, el antesalista tenía una rutina sumamente puntual. Su práctica de bateo comenzaba siempre a las 5:17, hacía sprints de calentamiento a las 6:17 y tomaba exactamente 150 rodados en su práctica defensiva.

Ricardo Carty entregaba su bate a la Virgen de la Altagracia.

Jason Giambi, tenía un arma secreta con la que creía acabar el mal rato a su ofensiva. Usaba una tanga dorada para romper con sus slumps.

Roger Clemens comenzó a hacer una rutina antes de tomar la loma del Yankee Stadium. Acudía a la placa conmemorativa de Babe Ruth en el Memorial que se encuentra detrás de jardín central. Ahí, limpiaba el sudor de su frente y lo embarraba en la placa de ‘El Bambino’.

Durante la postemporada de 2004, cuando la ‘Maldición del Bambino’ tenía a Boston en 86 años de sequía, el lanzador dominicano mencionó que el éxito de los Medias Rojas en aquella Serie Mundial se debía a una bebida especial.

Años más tarde, el pitcher confesó que antes de cada encuentro de playoffs, él daba de tomar a sus compañeros ron dominicano. “Antes de cada juego de la postemporada” dijo, “nos tomábamos un buen trago de Mamá Juana”.

Larry Walker usaba el 33 en su uniforme y los swings que hacía en cada una de sus oportunidades durante las prácticas eran tres, seis, nueve y doce.

Jesús Rojas Alou hacía varias veces la señal de la cruz antes de llegar a la caja de bateo.

Ninguna superstición ayuda a nada. Si no hay habilidades naturales y buenos entrenamientos, estás frito. Pero sí, la mayoría de los peloteros son supersticiosos.

Y Orestes Miñoso se estuvo bañando con el uniforme puesto durante media temporada, algunos comen lo mismo antes de cada juego.

Cuando a Babe Ruth le preguntaron si tenía alguna superstición dijo: “Sólo tengo una, cuando conecto un jonrón me aseguro de pisar las cuatro bases.”

 

FUENTE DIARIO LIBRE