Es tiempo de honrar a los Tenarenses en la diáspora

Por Lincoln Minaya
El desarrollo que hoy exhibe el municipio de Tenares no puede entenderse sin reconocer el papel determinante de los tenarenses que residen en la diáspora. Su aporte ha sido, y sigue siendo, vital en el sostenido crecimiento económico, social y familiar de nuestro pueblo. Se trata de una columna esencial que ha generado, durante años, un efecto multiplicador en sectores clave como la inversión inmobiliaria, la producción agrícola, el comercio y, sobre todo, en la estabilidad de los hogares.
Muchos hogares de Tenares logran mantener su canasta familiar gracias a las remesas enviadas con sacrificio y compromiso desde distintas latitudes. Esas transferencias no solo representan un alivio económico, sino también un acto de amor profundo hacia esta tierra. Son gestos que alimentan, que visten, que educan y que curan.
Durante la pandemia del COVID-19, cuando el país entero se vio estremecido por el cierre de actividades económicas y la incertidumbre reinante, fueron ellos, los tenarenses residentes en el exterior, quienes sostuvieron a sus familias y a los más vulnerables. En aquellos días difíciles, las largas filas en agencias como Caribe Tours daban testimonio de una solidaridad silenciosa, pero constante. Era el brazo extendido de quienes, pese a la distancia, nunca dejaron de estar presentes. Ayudaron a sus familiares, a sus vecinos, a amigos y hasta a completos desconocidos, simplemente por un sentido de compromiso con su comunidad de origen.
Pero, además, el brazo solidario de los tenarenses en la diáspora impacta positivamente a la comunidad con el envío de utensilios para personas con discapacidad física; asimismo, el área deportiva se beneficia con el envío de utilería para la sana práctica del deporte.
Frente a esa realidad tan tangible, propongo con profunda convicción que el Ayuntamiento de Tenares considere la emisión de un decreto municipal que establezca el “Día del Tenarense en la Diáspora”. Esta fecha, que bien podría integrarse dentro del marco de nuestras tradicionales fiestas patronales, sería un reconocimiento merecido y justo a quienes tanto han hecho por nuestro desarrollo. No se trata de un gesto simbólico, sino de un acto de gratitud institucional y colectiva.
Antes los llamaban tenarenses ausentes. El tiempo ha demostrado que están más presentes que muchos de nosotros. Son una fuerza viva, un motor silencioso y constante de progreso, una comunidad que lleva a Tenares en el alma, aunque viva a miles de kilómetros.
Pensemos en grande. Honremos con dignidad a quienes nunca se han ido del todo, porque su corazón sigue latiendo por y para Tenares.
Foto de portada: Jonathan González Alberto