«Yo gané el concurso, ¿por qué sigo desempleado? La burla del mérito en RD”

Hoy, en el Día Nacional del Maestro, en honor al natalicio de Juan Bosch, alzamos la voz por la dignidad docente.

Hoy no celebro un aniversario. Hoy cargo con un año de frustración, un año de silencio institucional, un año viendo pasar la vida como si mi esfuerzo no valiera nada. Hace
exactamente un año aprobé el concurso de oposición docente. Pasé todas las etapas. Me evaluaron, me exigieron, me filtraron… y aún así, lo logré. Me gané mi plaza con sudor, con
preparación, con sacrificios. Pero sigo aquí, esperando un nombramiento que nunca llega.

Y lo escribo hoy, 30 de junio, justo cuando se celebra el Día Nacional del Maestro, en honor al natalicio de Juan Bosch, un maestro de la palabra, del compromiso y de la ética. Qué
contradicción tan amarga: en un día dedicado a celebrar nuestra vocación, lo que siento es olvido, desgaste y una enorme decepción.

No estoy pidiendo un favor. No estoy suplicando. Estoy exigiendo lo que me corresponde. Lo que me gané con trabajo honesto. ¿De qué sirve motivar a la juventud a formarse, a
competir, a prepararse si al final el Estado nos deja esperando en una silla vacía?

Esta espera no solo es absurda. Es inhumana. Nos empuja al desánimo, a la incertidumbre, al cansancio de tener que «josearse» la vida a pesar de haber cumplido con todo. He tenido
que aceptar trabajos informales, proyectos temporales, mal pagados o sin estabilidad, mientras mi título, mis méritos y mi vocación quedan archivados en una oficina sin nombre.

Y no soy solo yo. Somos cientos. Miles. Jóvenes dominicanos y dominicanas que creyeron en el sistema, que confiaron en la promesa de que si hacíamos nuestra parte, el Estado haría la suya. Pero no. Aquí seguimos. Invisibles. Silenciados.

Y lo más triste es que esto no solo ocurre en la educación. También duele ver a jóvenes del área de la salud que, tras años de estudio, guardias médicas interminables y vocación de
servicio, ven sus sueños truncados por concursos amañados, listas manipuladas y favoritismos descarados. Enfermeros, bioanalistas, médicos recién graduados que están listos para salvar vidas, pero a quienes les cierran las puertas por no tener “una llamada de arriba”. Lo mismo que pasa en nuestras aulas, pasa en los hospitales. Y al final, los que
pierden no somos solo nosotros… pierde el país.

Y para colmo, mientras el MINERD dice públicamente que está trabajando en nosotros, lo que hizo fue pedirnos que nos “autopostulemos”, como si este año entero no hubiera
existido. Como si todo el proceso anterior se hubiera borrado. Como si no hubiésemos aprobado nada. Eso no es eficiencia. Eso es una burla.

¿Para qué sirven los concursos si no se respetan los resultados? ¿Para qué hacer un concurso cuyo objetivo es llenar plazas vacantes si luego las plazas no aparecen? ¿Cómo
es posible que tantos aprobados sigamos sin nombramiento mientras las escuelas claman por más maestros? Los centros educativos necesitan personal, las aulas están
sobrecargadas, y aun así, quienes estamos listos para entrar no somos convocados.

¿Entonces cuál es el verdadero objetivo? ¿Mostrar estadísticas bonitas o transformar la educación?

Esto no es solo mi lucha. Es un reclamo colectivo. Una exigencia por justicia, por dignidad, por respeto. Porque cada día que pasa sin nombrarnos, es un día en el que se desperdicia el talento, la vocación y la esperanza de un mejor país.

Ya basta de burla. Queremos respuestas. Queremos acción. Queremos nuestro lugar en las aulas.

Nos lo ganamos. Y no vamos a callar.
Banco de Elegibles 2021, 2023, 2024.

 

SFMACORIS
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