El vuelo 20-24 de la Alcaldía de Tenares entró en barrena y no se pudo recuperar

El vuelo 20-24 de la Alcaldía de Tenares, bajo el control del capitán Emanuel Escaño, experimentó un vuelo con altibajos notables. A pesar de la confianza inicial, heredada de éxitos pasados, el vuelo se vio afectado por dificultades en la comunicación y la falta de un equipo cohesionado con un norte firme hacia su objetivo.

El capitán del vuelo 20-24 , Emanuel Escaño, el cual los pasajeros (pueblo) tenían toda la confianza en él, aún sabiendo que tuvo vuelos turbulentos en el
2008-2010, no obstante , los pasajeros sabían que el piloto tenía mucha capacidad y experiencia especialmente en los vuelos que realizó con mucho éxito en el 2006-2008.

Luego de dejar de volar por un tiempo, en el el 2020 llega a través de un experto en vuelos municipales y políticos y convence a los pasajeros (pueblo) de que el vuelo más seguro era el que realizaría del 2020-2024; para ello vendió su experiencia, madurez y y tomó la humildad de pedir disculpas a los pasajeros que afectó moral y económicamente, a través del mal manejo de sus tripulantes de cabina y de él mismo como piloto en comando.

Recibido el apoyo y una vez en el aire, el vuelo 20-24 enfrentó una serie de desafíos, y para ello, el capitán en comando se busca un experimentado supervisor de cabina que venía de ser exitoso trabajando con el excelente equipo de la capitana Mercedes Ortiz, la cual desde sus inicios siempre se ha preocupado de que sus vuelos siempre sean placenteros y llenen las
expectativas de los pasajeros (pueblo de Salcedo).

El vuelo 2020-2024 se mantuvo de turbulencias en turbulencias, en los pasillos de la aeronave se acumulaban muchos desperdicios sin que los encargados de limpieza pudieran hacer nada, los espacios públicos en la aeronave eran complicados porque habían pasajeros que se hacían dueños de los espacios de los demás pasajeros sin que los tripulantes de cabina tomaran ningún control, por esas y otras fallas los pasajeros empezaron a retirarle el apoyo al capitán de la aeronave.

El vuelo 2024 se vio marcado por turbulencias constantes, con problemas en la radio que nunca supo darle orientaciones a las pasajeros de los problemas que enfrentaba la aeronave, hubo una concentración limitada en la planificación y ejecución de vuelos. Además , el capitán a bordo no se dejaba ver de los pasajeros (pueblo) y prefería dejarle los controles a la copiloto.

El estado de la pista de aterrizaje lucía sucia y abandonada, reflejaba la falta de atención y cuidado hacia la seguridad de los pasajeros (transito). Aunque las luces de navegación, donadas por empresas externas (cooperativas) y gestionadas por el piloto en comando, destacaban en medio del caos, y no fueron suficientes para garantizar un aterrizaje seguro.

Cabe destacar que algunos vuelos que el capitán tenía pautado para realizar con éxito, no pasaron de simples planes de vuelos sin que el IDAC (Gobierno) ejecutara y autorizara la culminación de los mismos (cementerio).

Finalmente, la aeronave municipal entró en una barrena irreversible, dejando a los pasajeros con muchas insatisfacciones..

Este vuelo destaca la importancia de la cohesión y la comunicación efectiva con la torre de control (pueblo), recordando que la confianza puede ser frágil y debe ser respaldada por acciones concretas.

Por Lincoln Minaya