Evitar la Tercera Guerra Mundial (OPINION)

La actualidad muestra al mundo, un escenario geopolítico nuevo, pero que en parte es como la vuelta a las décadas de los 30 y 40 del siglo pasado, e incluso el periodo de los 60 hasta 1991 conocida como “guerra fría”.

¿Quien pensaría que después de los devastadores efectos mundiales ocasionados por el Covid-19, la mayor preocupación que ahora  tiene gran parte de la población mundial constituye la real amenaza de una guerra nuclear de consideraciones impredecibles?.  Creo que nadie.  Y es que en honor a la verdad y a pesar de que las razones del conflicto que envuelve directamente a  Rusia y Ucrania en una guerra bélica,  no son nuevas, al menos para los ucranianos  pro rusos de la región oriental del Donbáss, que incluyen las nacientes republicás de Lugansk y Donents, el mundo occidental ( es decir la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá  y el resto de los países americanos) ignoraron los que allí estaba pasando, o visto de otra forma, lo calificaron como un conflicto interno ucraniano.

La raíz de la actual invasión rusa a su vecina Ucrania tiene su origen inmediato en el año 2014 tras la primera solicitud de Ucrania al formar parte de la Unión Europea, con la celebración de un referéndum popular organizado por las autoridades locales de entonces,  el cual fueron ganado por los pro occidentales, pero que el presidente pro ruso Viktor Yanukóvich se negó a formalizar, trayendo como consecuencia, protestas y disturbios que degeneraron en desobediencia civil de varias regiones separatistas. Estos hechos ocurrieron entre enero y febrero del 2014.

Para marzo de ese año, el presidente Yanukóvich había abandonado el poder, huyendo hacia Rusia. Fue entonces cuando las nuevas autoridades decidieron,  digamos legítimamente,  defender su integridad territorial, enviar el ejército a combatir la intentona separatista, pero los métodos usados fueron incorrectos, y desproporcionados, pues del  2014 al 2021 se produjeron cerca de 14 mil víctimas mortales, las mayoría civiles, pues el gobierno de Kiev los declaró terroristas y bajo este argumento, con ellos se podía hacer lo que sea. Y occidente miró hacia otro lado.

Al inicio del conflicto,  en 2014, Rusia entró en el escena en defensa de los milicianos crimeanos y de otras regiones separatistas ucranianas, sobre la base de que la mayoría de sus pobladores eran pro rusos, es decir, que no solo deseaban permanecer bajo la esfera de su influencia & la occidental, sino porque también eran rusohablantes. En violación al Derecho Internacional, el presidente ruso Vladimir Putin decidió anexar a la federación rusa la península de Crimea, la cual le ofrece el control naval del Mar Negro. Este acontecimiento así como el surgimiento del Estado Islámico y la llamada Primavera Árabe, ocurrieron ante los ojos  y la actitud pasiva del gobierno de los Estados Unidos en la presidencia  de Barack Obama, en lo que se puede afirmar, una acción sin precedentes en el comportamiento de la política exterior del imperio más grande que ha tenido la humanidad.

Esta última aseveración expresa que gran parte del poder que actualmente exhibe Putin ante el mundo es la consecuencia directa de aquel despiste de los Estados Unidos en ciertas regiones del mundo. Por ejemplo, la guerra en Siria, que ofreció a Putin la oportunidad de proteger la dinastía de Bashar al –Asad y afianzar su poder ante el mundo.

Si las naciones que actualmente componen la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN),  mayormente europeas, hubiesen actuado  en Ucrania, en común acuerdo con Rusia, para detener las matanzas de civiles en las citadas regiones separatistas, como se hizo en la antigua Yugoslavia ante los crímenes de guerra en Bosnia, la historia hoy sería otra. Aquella heroica acción militar  de la OTAN  en conjunto con Rusia sin que ambas tuvieran jurisdicción y causa directa en el conflicto interno yugoslavo, fue aplaudida por la Comunidad Internacional en nombre de la paz mundial

Importante destacar que la Organización de Naciones Unidos (ONU), ante este conflicto, está indefensa, todo  lo contrario al conflicto yugoslavo  de 1991 cuando se contó con dos resoluciones de su Consejo de Seguridad, las cuales sirvieron de amparo para que los ministros de exteriores de los países de la OTAN acordaran dar apoyo militar a la ONU.

Ahora luce totalmente imposible lograr una sola resolución, dado que según la conformación de la Carta de Naciones Unidas, Rusia es miembro permanente del Consejo de Seguridad y esa prerrogativa le garantiza el poder de vetar esa y cualquier otra resolución que sea aprobada por amplia mayoría en la Asamblea General, donde todos los países del mundo, en teoría votan.  Este poder además de Rusia, lo tienen solo cuatros países  más de los 193 existentes  y son: Reino Unido, Francia, China y Estados Unidos.

Sin embargo, es aquí en este punto donde está el meollo de la situación, dado que los organismos internacionales (mundiales y regionales) encargados de aplicar y vigilar tal cumplimiento, son los mismos que están involucrados de forma directa e indirectamente en el presente conflicto. Es por ello que confiamos en la vuelta a la diplomacia y con esta, el regreso a la mesa de las negociaciones, pues solo así se podría evitar el comienzo de la tercera guerra mundial. Lo mismo decir, un enfrentamiento directo entre Rusia, sus aliados y la OTAN, liderada por Estados Unidos.

Por la naturaleza del tema, haremos una próxima entrega, en la que daremos mayores detalles de la operación militar rusa en ucrania, la compleja composición social de ambos países, compuesta por varias etnias y nacionalidades.

sp-am

FUENTE AL MOMENNTO