Haití: la policía se defiende tras un baño de sangre durante una manifestación antipandillas

La policía haitiana ha informado sobre la tragedia ocurrida el sábado 26 de agosto en el barrio de Canaán, en las afueras de Puerto Príncipe. Varios religiosos murieron mientras se manifestaban en torno a su líder contra la influencia de una banda.

La marcha había sido organizada por el pastor Marco Zidor, líder de la iglesia evangélica Piscine de Bethesda.

El hombre, que se presenta como sanador, había reunido a sus seguidores, algunos portando machetes o palos, para marchar hacia la zona en poder de los miembros de la banda Canaán. Pero cuando la multitud llegó, miembros de la banda abrieron fuego.

Se desconoce el número oficial de víctimas mortales de la masacre del sábado 26 de agosto, pero varias personas murieron por disparos, mientras que otras fueron secuestradas o resultaron heridas.

Perímetro de seguridad

Fue una manifestación espontánea, explicó Frantz Elbé, director general de la Policía haitiana, durante su conferencia de prensa del lunes. Añadió que, una vez informado de que se iba a desalojar a la banda Canaán, el comandante de la policía tomó inmediatamente cartas en el asunto.

«Se dieron instrucciones a los jefes de las distintas comisarías para que disuadieran a los iniciadores de la marcha de ir a Canaán. La policía también tuvo que establecer un perímetro de seguridad para bloquear a los manifestantes, ya que la zona es peligrosa. La policía hizo todo lo posible para impedir que llegaran a su destino, pero desgraciadamente la multitud se dividió en varios grupos y eludió el dispositivo de seguridad policial», declaró.

Determinación de responsabilidades

Por su parte, Frantz Elbé se ha comprometido a hacer cumplir la ley.

Las fuerzas del orden prosiguen sus operaciones en las zonas tomadas como rehenes por las bandas para permitir el regreso de las personas que han huido de sus hogares.

En los últimos meses, las bandas armadas han reanudado sus actividades en varias regiones del país, entre ellas Artibonite y Puerto Príncipe, sembrando el terror día y noche, ante incapacidad de las autoridades para controlar la situación, a la espera de la intervención de una fuerza multinacional.