Los conflictos por el agua, como el del río Masacre, presentes en todo el mundo

El acceso a los recursos hídricos no solo enfrenta a República Dominicana y Haití, como ocurre actualmente con la crisis por el río Masacre. Los conflictos por el preciado y vital líquido también se suscitan frecuentemente en otros países de América y del mundo.

En Estados Unidos y México la disputa por el agua ha obligado a la firma de varios tratados en el siglo pasado, para repartirse, como ‘buenos vecinos’, los ríos Colorado y Bravo. No obstante, cumplir con lo tratado generó protestas entre agricultores del estado mexicano de Chihuahua en el 2020, que provocó incluso la muerte de manifestantes.

Lo mismo pasa con las aguas superficiales del río Jordán y los acuíferos ubicados en Cisjordania, aunque con secuelas más trágicas entre Palestina e Israel, en Oriente Próximo, por la histórica desavenencia de esos dos Estados y por ser esta región una de las más secas del planeta.

En el 2021 se produjeron 40 muertos y más de 200 heridos en la zona fronteriza de Kirguistán y Tayikistán, países de Asia Central, por el acceso al agua en esa zona limítrofe, que no está definida porque ambos países la reclaman como suya.

Otras naciones en guerras por el agua son India y Pakistán, en constantes pugnas por varios ríos, principalmente el Indo, que tiene una longitud de 3,180 kilómetros, según Aquae Fundación.

El río Indo fluye por las regiones de Cachemira y Jammu, que ambos Estados pelean, es considerado el más caudaloso de Asia y corre, incluso por territorio de China.

Irak y Turquía se enfrentan también por el agua de los ríos Tigris y el Éufrates, con origen en Turquía. Estas fuentes hídricas proveen agua también a Siria.

Choque por la obra que afectaría el Masacre
Un canal de riego que se construye en el transfronterizo Masacre, río que nace en República Dominicana y de cuya extensión una parte muy mínima pasa por Haití, ha despertado la alarma del lado dominicano.

República Dominicana acusa a su vecino de violar el acuerdo de paz suscrito en 1929 por la ‘falta de transparencia’ con la que se levanta la obra y que, según afirma este país, afectaría unas 14 mil tareas de terreno cultivable en territorio dominicano y 10 mil tareas en territorio haitiano que benefician a 266 agricultores criollos, así como 125 agricultores haitianos.

En un principio se atribuía el proyecto a los empresarios haitianos, quienes han hecho caso omiso a la reacción de República Dominicana, que prohibió su entrada al lado dominicano y que también cerró la frontera al comercio binacional, a pesar de que se afecta a ambas naciones, pero sobre todo a Haití, sumida cada día más en una crisis política y social.

El Gobierno haitiano, que había dado entrever no apoyaba el canal de riego, manifestó su respaldo a su construcción.

Defendió lo que llamó el «derecho de Haití a beneficiarse por igual de los recursos que comparte con sus vecinos dominicanos».

El acuerdo al que se arribó en el tratado de paz
El artículo 10, del tratado de paz, amistad y arbitraje, entre la República Dominicana y la República de Haití, del 20 de febrero de 1929, establece lo siguiente:

«En razón de que ríos y otros cursos de agua nacen en el territorio de un Estado y corren por el territorio del otro o sirven de límites entre los dos Estados, ambas Altas Partes Contratantes se comprometen a no hacer ni consentir ninguna obra susceptible de mudar la corriente de aquellas o de alterar el producto de las fuentes de las mismas. Esta disposición no se podrá interpretar en el sentido de privar a ninguno de los dos Estados del derecho de usar, de una manera justa y equitativa, dentro de los límites de sus territorios respectivos, dichos ríos y otros cursos de agua para el riego de las tierras y otros fines agrícolas e industriales».