Protestas contra medidas de sus gobiernos sacuden a varios países

El descontento por el alza del precio del combustible y casos de corrupción institucional amenazan con dinamitar la estabilidad de Panamá, en una de las mayores olas de protestas en el país de las últimas tres décadas.

Tras más de una semana de protestas y bloqueos de carreteras, el gobierno  convocó una mesa de diálogo con los diversos sectores que participan en las movilizaciones.

El presidente  Laurentino Cortizo señaló que «la idea es que encontremos juntos soluciones viables y factibles a los problemas que aquejan a la sociedad».

Pero el llamado no ha sido atendido por varios sectores y las manifestaciones continúan.

El disparador de las protestas fue el alza sostenida de los combustibles -más de un 40% en los últimos seis meses-, pero después las exigencias se ampliaron a temas como el gasto de gobierno, las carencias de salud, educación y empleo.

Además de las movilizaciones callejeras también se han presentado bloqueos a las principales carreteras, lo que ha causado el desabastecimiento en Ciudad de Panamá, la capital del país.

HUNGRIA

Miles de personas volverán a salir este sábado a las calles de Hungría en un nuevo episodio de las protestas de los últimos días contra las medidas de austeridad adoptadas por el primer ministro del país, Viktor Orban, ante la crisis económica derivada en buena parte de la guerra de Ucrania, que le ha llevado a adoptar un giro significativo tanto en su economía nacional como en sus relaciones con Bruselas.

Tras ocupar un puente de Budapest a última hora del viernes, los organizadores han anunciado para esta próxima noche nuevas concentraciones en la capital para protestar contra la subida de impuestos y el recorte de gasto público estimado en 1.400 millones de euros anunciado por el Gobierno.

Estas medidas suponen un giro radical a la política de Orbán, quien había prometido importantes ayudas a la población tras regresar al poder en 2010; un programa de corte populista que le consiguió la reválida en las elecciones de abril.

«Estamos será la primera prueba de estrés real del sistema de Orban», ha declarado Peter Kreko, director del instituto de investigación Capital Político en Budapest. «Esto demuestra que el populismo económico finalmente llega a su límite», ha añadido.

 

FUENTE AL MOMENTO